vocación docente, la cual nos libera de temores e influye en gran
medida en el constante desarrollo personal, cuyo objetivo es entregar
una mejor calidad de enseñanza a quienes son los actores principales de
la educación, nuestros alumnos. La vocación, por tanto, se transforma en
el pilar fundamental para motivar a quienes somos formadores de
personas, guías pedagógicos, orientadores de procesos de crecimiento.
Teniendo
vocación, los desafíos educacionales se enfrentan de mejor forma, son
beneficiados los alumnos cuando esta vocación se vive intensamente, pero
además, el docente se siente satisfecho y autor realizado.
En este
sentido, la autor realización es esencial para emprender y entregar lo
mejor a la juventud en una época en donde hay cambios radicales, tanto
en lo social, económico, como calórico y cultural. El docente debe
encauzar sus energías hacia un constante trabajo personal por ser mejor y
por ende, entregar con amor, aquellos conocimientos y valores humanos
en pro de aprendizajes significativos y pertinentes en la formación de
sus alumnos; teniendo la convicción que si existe la reciprocidad entre
ambos agentes, los frutos serán mañana las bases de una nueva sociedad.
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